Un herido más al bajar de una de las talanqueras, que es dado de alta por los servicios médicos de la plaza de toros; otro herido más, por caída en la plaza de toros, durante la suelta de reses, que es atendido en la enfermería de la plaza y dado de alta posteriormente. Y, sobre todo, el caso de una persona, que es atendida por un posible infarto por los servicios médicos de la plaza de toros.
Pese a todo mejor que se puede decir del encierro de este sábado en Guadalajara es que hubo mucha suerte. Los más de tres minutos que se prolongó esta vez se explican por el toro que se quedó solo, al margen de sus hermanos y de los cabestros de «Florito», en mitad de la calle Capitán Arenas nada más pasar San Ginés.
En el tramo final había muchos más corredores que en los días previos, al igual que ya se había visto en La Carrera e incluso en las curvas de Santo Domingo, por donde la manada compartía espacio con algunos.
En Capitán Arenas, las talanqueras del lado derecho no tienen correspondencia enfrente, sin más defensa para los corredores en ese lado que su prudencia. Por allí deambuló uno de los astados de Fuente Ymbro. Había que llevar al toro hasta la plaza y algunos lo intentaban encelándolo con el periódico. No fue fácil, pero se consiguió.