Es el cartel más transversal que se recuerda para anunciar una de las citas más destacadas del calendario cultural de Guadalajara. Una treintena de rostros distintos para ilustrar el anticipo de la trigésima edición del Maratón de los Cuentos.
Una madrileña con mucha relación con Guadalajara, Leticia Rodríguez Barrajón, firma el diseño del cartel elegido por el jurado del concurso y cuyo premio está dotado con 700 euros. En el jurado encargado de elegir entre los 19 diseños propuestos se encontraban, como es habitual, integrantes del SLIJ; el director de la Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara, Jorge Gómez; Paula Acebo, profesora de la Escuela de Arte “Elena de la Cruz”; y Carlos Alonso, profesional del diseño.
Leticia Rodríguez Barrajón dice haber adoptado el lápiz y el color como su principal forma de expresión desde muy pequeña. Así, tras licenciarse en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, cofundó el proyecto “Arte en Mente”, una empresa con la que acerca el arte a personas de todas las edades a través de acciones educativas y de difusión cultural. Su trabajo de ilustradora, diseñadora y educadora la ha llevado también a publicar su primer libro infantil ilustrado, Monet y el Impresionismo, de la editorial Mr. Momo.
Historias que hacen crecer el corazón
Con el título “30 Maratones. Te30ros para el corazón”, la ilustradora ha querido plasmar, según sus propias palabras, que “las historias hacen crecer el corazón de las personas que cuentan y de las que escuchan y se convierten en tesoros que permanecen allí para siempre”. Desde el jurado han querido remarcar que, aunque los personajes aparezcan sujetando un libro, no están leyendo, sino que miran al frente y narran de manera oral historias que extraen de sus páginas. Además, han querido resaltar el guiño a los pines de las pasadas ediciones del Maratón en las joyas que los protagonistas del cartel tienen en sus corazones. Por último, la coloración del diseño ha sido también algo muy alabado por los expertos que componen el jurado. “El fondo es gris, como el tiempo que hemos vivido, pero las joyas, los corazones y los cuentos rompen ese gris del que ya estamos saliendo, porque la vida está empezando, poco a poco, a colorearse”, comentan.
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