Con casi dos décadas de andamios y esperas, a los vecinos de Guadalajara les ha dado tiempo sobrado para despotricar contra la lamentable imagen dada en la Plaza Mayor a propios y extraños, a tan escasos metros del Ayuntamiento, presidida en lo que va de siglo por un andamio y un solar.
El solar en cuestión es, en realidad, dos solares diferentes, unidos por la misma incuria y, desde hace poco más de un par de años, por el mismo promotor. «Maragato» y «Marelvi» son nombres bien conocidos por los guadalajareños de más edad e identificaban para el uso coloquial, aunque tales denominaciones no aparezcan en la futura publicidad, este rincón de la ciudad.
La obligación que los nuevos propietarios del suelo han contraído con el Ayuntamiento es reponer las dos fachadas a su antigua condición, tanto estética como en volúmenes y vanos. De este modo, la referencia tendría que ser la que recogen las antiguas fotografías, que nos retrotraen a una plaza con edificios de cuestionable calidad arquitectónica en la mayoría de los casos, pero que al menos cerraban completamente su perímetro:
La pretensión en 2023 es entregar las llaves de las viviendas resultantes, todas ellas de tres habitaciones, en el primer trimestre de 2025, según se anuncia en alguno de los portales inmobiliarios más conocidos. La fachada, que es lo que alcanzará a ver la mayoría, tendrá un aire similar al de la infografía que encabeza esta información.
Según la memoria de calidades, «las fachadas del edificio han sido proyectadas con elegancia y sencillez; se componen de un revestimiento de mortero de cemento y carpintería de aluminio o PVC, resaltando los huecos de fachada. Se busca maximizar la entrada de luz para mayor soleamiento de las estancias».
Serán 6 los pisos que se pongan a la venta, a un precio de 2.418 euros el metro cuadrado. Así las cosas, el más caro costará 440.000 euros. Dan opción a garaje y trastero, con pago aparte. La climatización será por «aerotermia con suelo radiante refrescante».
Un ejemplo de la distribución conseguida sería el siguiente:
A la espera de la demolición de la fachada
Pero antes de levantar, habrá que terminar de tirar. La anunciada demolición de lo que queda de la fachada del «Maragato» se ha convertido en una espera de muchas semanas, hasta acumular ya varios meses, desde que se anunció.
Hasta donde ha podido confirmar LA CRÓNICA, el inicio de los trabajos para deshacerse de lo poco queda del edificio es inminente, aunque todavía sin una fecha fija. Del mismo modo, el tiempo que lleve el desmontaje y la demolición dependerá de varios factores, con margen incluso para dilatar plazos. El objetivo asumido, según ha constatado este diario en diversas fuentes, es que los viandantes aprecien el cambio antes de la cita con las urnas el próximo 28 de mayo.
Como han podido ir conociendo los lectores de este diario, el cambio de criterio por parte de los técnicos del Ayuntamiento, avalado también por la Junta de Comunidades, es que se tire la misma fachada que se había protegido durante más de tres lustros. A cambio, la constructora se obliga a levantarla manteniendo el mismo aspecto que la original. Junto a ello, un compromiso menos visible pero técnicamente incluso más complicado que el anterior: preservar los sótanos con bóveda de ladrillo que existen en el subsuelo.