Para CCOO, que era uno de los convocantes, el Primero de Mayo de 2019 reunión en Guadalajara a 2.500 personas. La Subdelegación del Gobierno bajaba la cifra hasta los 1.100 manifestantes. Si no hubiera sido por los trabajadores de Guadalagua, alguna pancarta contra Valoriza o por el recuerdo hacia la plantilla de Hipersol, el Primero de Mayo habría pasado en ese 2019 por las calles de Guadalajara sin reclamaciones concretas.
Entre los cientos de manifestantes, predominio de rostros satisfechos tras la tan cercana cita de las elecciones generales, que había dado el triunfo a la izquierda a través del PSOE.
El tiempo primaveral compensaba un día como hoy hace un año, en parte, la deserción masiva que supuso el gran «puente» que, para los afortunados, no terminaría hasta cinco días después.
Evitar la política del miedo
Los secretarios regionales de UGT y CCOO, Carlos Pedrosa y Paco de la Rosa, respectivamente, celebraron miércoles el «adiós a las cadenas» que a su juicio suponían los resultados de las Elecciones Generales. Pidieron el voto a las fuerzas de «izquierda» en los inminentes comicios autonómicos y municipales para evitar que la política del «miedo» entrase en los ayuntamientos y las Cortes regionales.
Ahora, el 1 de mayo de 2020, el miedo lo causa un bicho al que no se le ve, pero cuyos efectos están siendo devastadores. Para la vida de las personas y para su propia supervivencia cotidiana, en las calles o en los hospitales.