Bien está lo que bien acaba. O casi. A falta de hacer la liquidación de la obra, que incrementará con toda probabilidad su coste, desde este mismo miércoles ya es posible aparcar en el estacionamiento «disuasorio» que se ha venido construyendo desde febrero de 2023 entre el instituto «Brianda de Mendoza» y el cementerio.
Su mayor ventaja es su cercanía a la Estación de Autobuses, que propiciará que todos los que llevan meses y meses aparcando en la calle Dos de Mayo y en cualquier hueco de la zona aprovechen estas plazas que, además, serán gratuitas hasta octubre de 2025.
Como se ha levantado sobre un gran aparcamiento en superficie que ya existía, la ganancia en número de plazas ha sido exactamente de 158, como ya alertó en su día este diario.
En su estreno, la novedad ha llegado tarde para los más madrugadores.
Pasadas las ocho y media de la mañana de este 4 de diciembre de 2024, como ha podido comprobar LA CRÓNICA, sólo 13 vehículos (todos ellos juntos, como un pequeño rebaño) aprovechaban el espacio de la planta superior. En la inferior, a esa hora y con un operario valla en ristre para terminar de despejar el camino, ni un coche que estorbase al fotógrafo de este diario.
Todo sea contra el cambio climático
Más se juntaron la víspera, sobre todo políticos, para la inauguración formal del alrededor de 400 plazas disponibles, por las que no se cobrará hasta que en el próximo otoño ya tenga la ciudad una nueva empresa para llevar la zona azul (incluso en la cercana Avenida del Ejército) y también la gestión de este aparcamiento, que tendrá la consideración de zona verde, lo que implicará que se pague una cantidad fija (2 euros de lunes a viernes y 1 euro el sábado) por toda la jornada.
Y todo, como ya supondrá el lector, sigue girando alrededor de la indeseada e inacabable implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), un proyecto que incomoda incluso a sus responsables más directos.
La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, que se desplazó desde Toledo para la ocasión, prefirió hacer una encendida alusión al cambio climático, al considerar que esta obra va a contribuir a que la ciudad sea más sostenible y que tiene como objetivo ayudar a reducir emisiones. «Es importante que las ciudades se acomoden al cambio climático», enfatizaba Milagros Tolón ante los periodistas, dejando claro que la ZBE es una directiva europea y que «los negacionistas que no creen en el cambio climático cuando forman gobierno de coalición también tienen que asumir la responsabilidad que marca la ley», en alusión directa a la postura de Vox en el Ayuntamiento de Guadalajara sobre esta materia.
Alrededor de 4 millones de presupuesto
El coste de la obra ronda los 4 millones de euros. Sea cual sea la cantidad exacta, el 60% lo pagará la Unión Europea y el resto, el Ayuntamiento de Guadalajara. De hecho, como destacó la propia alcaldesa, Ana Guarinos, meses atrás hubo que asumir un último modificado por importe de 400.000 euros, en un proyecto que nació torcido, como puede recordar el lector en los enlaces al pie de esta noticia.
Además de las plazas para los coches, no excesivamente amplias, el aparcamiento cuenta ya con 12 cargadores para vehículos eléctricos y aseos. Para evitar el vandalismo, que ya ha dejado una firma en la puerta del ascensor, durante el día habrá presencia de la Policía Local y por la noche, de una empresa privada.
A partir de ahora habrá que valorar su utilidad y su facilidad de uso, incluida la mini-rotonda de salida de la planta inferior, la posible afectación por las tormentas (con la primera lluvia ya había algún inesperado charco) y la pervivencia de los elementos que sean más atractivos para los gamberros, como los extintores desperdigados aquí y allá.
Por ahora, al coger el ascensor para acceder a la planta inferior, el artilugio funciona, aunque con parsimonia; pulsas y se toma su tiempo para arrancar hasta que una voz femenina te saluda, con acento indefinible. Los que vayan con prisa, que serán la mayoría, no lo notarán. Como tampoco se fijarán en el árbol ecofriendly que adorna el hueco al pie de la escalera.
En el día del estreno, a las 8.55 exactamente, un primer «cliente» a coste cero, se adentraba en las entrañas de ese sótano abierto al exterior que ha costado millones de euros.
Suma y sigue.
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