Alguien ha rectificado en Guadalajara, loados sean los cielos y el dios de los guadalajareños, sea cual sea su condición. Lo de menos es el motivo y sus consecuencias y lo de más, el hecho: alguien ha rectificado, insistamos. Ni siquiera es importante que lo haya provocado LA CRÓNICA, con una crítica ya no tan reciente de este chismorreador.
Hace semanas, cuando se instalaron las casetas en la Plaza de Santo Domingo, el fotógrafo de este diario advirtió un error y se lo trajo, digitalizado, para la Redacción. Fueron días de espera, a ver si alguien se daba cuenta. Pasaron y pasaron, sin enmienda.
Fue entonces cuando desde aquí se advirtió de la cosa, por escrito:
Ya va por la segunda feria, a caballo entre los alimentos y la artesanía, que en la Plaza de Santo Domingo nos aseguran que seguimos anclados en diciembre de 2022.
No es que lo diga LA CRÓNICA, que siempre intenta ajustarse a lo que manda la realidad, sino el que ha montado los quiosquillos de este año, que son los mismos que los de la edición precedente.
Tanto es así que a nadie se le ha ocurrido cambiar las fechas del evento y, según se proclama desde las alturas, estamos entre 2022 y 2023, cuando en realidad vamos a marchas forzadas hacia 2024.
El tiempo se ha parado en Guadalajara. Y lo más pasmoso es que nadie se haya dado cuenta. Y quien lo haya visto, no lo ha cambiado.
Si esto es síntoma de algo, cuidado con la enfermedad…
Publicada la crítica, idos los miguelitos de La Roda y llegados los artesanos al centro de Guadalajara, el error persistía… hasta que alguien ha rectificado. Con ahorrador ingenio, además, que no está la cosa para derroches, según dicen.
Ahora que estamos a punto de entrar en 2024, al menos hemos dejado de estar en 2022. Algo es algo.