El mandato que empezó en 2019 y terminará en mayo de 2023 no ha estado ayuno de desgracias, desde el COVID a «Filomena» pasando por otras muchas incidencias incomparables con aquellas. Al menos, parece que la penúltima, en lo tocante al Ayuntamiento, se ha podido evitar.
Este lunes, 1 de agosto, un decreto declaraba de emergencia la obra para reparar el techo del despacho de Alcaldía, que se ha adjudicado por valor de 24.000 euros a la misma empresa de la ciudad que también acaba de asumir, como único licitador, el proyecto de reforma de la calle Miguel Fluiters.
¿Por qué tantas prisas? En realidad, ya no tanta, porque los trabajos se iniciaron el 25 de marzo y concluyeron el 7 de junio y lo que ahora se resuelve es el expediente administrativo.
Cielo raso de cañizo, grietas y goteras
Había por entonces, según se asegura, un riesgo cierto de que el despacho del alcalde se precipitara sobre los que por allí estuvieran. Hace años, en el salón de plenos de la Diputación de Guadalajara ya ocurrió algo similar, afortunadamente cuando la estancia se encontraba vacía. Y al igual que en la Plaza de Moreno, lo que ha venido sobrevolando las cabezas en el despacho de Alcaldía era un cielo raso de cañizo.
La voz de alarma se dio el pasado 14 de marzo, por la existencia notoria de goteras. El agua se filtraba por varias grietas y fisuras. La cosa era tan palpable que el despacho, según se reconoce, no se podía utilizar en caso de lluvia. El asunto fue visto y acordado en Junta de Gobierno Local el 6 de abril pasado.
La causa estaba, como se pudo comprobar, en el mal estado de la manta impermeabilizante que en su día se había colocado sobre la cubierta del vetusto edificio de las Casas Consistoriales. Al menos, la viguería no se había visto afectada por tantos años de filtraciones. Ahora, ya dispone de doble aislamiento.
Por aquellas fechas, la corporación daba sus últimos toques al renovado salón de plenos, que desde hace semanas cuenta con nueva estética, como ya informó ampliamente LA CRÓNICA.