“Nunca perseguí la gloria / ni dejar en la memoria / de los hombres mi canción…” dijo el poeta y digo yo que fue la trayectoria de uno de los referentes del periodismo de Guadalajara durante un cuarto de siglo: Antonio del Abril Peiró.
Años después de emigrar su familia a Madrid vuelve a su tierra ya como licenciado en Ciencias de la Información. En el año 1986 abandona su cómodo puesto administrativo en la Diputación para dirigir un periódico que tenía por objetivo alcanzar el final de siglo. El periódico lo logró con solvencia, aunque él estuvo a punto de no contarlo. Un infarto casi trunca su carrera y su vida en los albores de los noventa.
Ha sido un tipo de gran corazón y eso le salvó de aquella primera guerra fratricida por el control de los accionistas de un bisoño periódico.
El sostenimiento del primer bisemanario local, en papel, se hizo inviable en 2011, momento que Guadalajara Dos Mil arranca una aventura digital que concluiría a mediados del cuarto mes en 2012.
Del Abril siempre ha sido bien mirado en el Hospital General Universitario. No por él, sobre todo por su mujer, Concha Mur. Una excelente profesional de larga trayectoria en el servicio público de salud que tantas vidas ha traído a esta provincia con sus manos. Entre ellas se le ha escapado la vida, me atrevería a decir, del ser que más ha querido: su Antonio.
A mí me gusta presumir de nuestro hospital y de sus profesionales y Del Abril ha sido innumerables veces ese ejemplo. Le intervinieron de un cáncer de colon y posteriormente le diagnosticaron un cáncer de pulmón -les ahorraré los prolijos detalles que ocupó buena parte de uno de mis viajes de Almería a Málaga-. Nunca he entendido porqué Del Abril se recreaba en el diagnóstico, en el tratamiento, en la farmacología y sus efectos biológicos, pero ese fue el grueso de nuestra charla la última vez que comimos pasadas las navidades y volví a recordarle que ocho años atrás en este hospital le diagnosticaron y le dieron años de vida, mientras que gente tan afamada y mundialmente reconocida como Johan Cruyff no lo pudo superar, por desgracia. Mientras tanto, Del Abril ha visto crecer a Alberto, Laura y Toni profesionalmente y jubilarse a Concha, sin descuidar las tareas de un abuelo.
Un detalle de su enorme humanidad y su fervor familiar, tanto a los de su Pareja natal como a los de Campo (Huesca) era su llamada diaria, al atardecer, a su madre cuando por su estado de salud una residencia pública era su domicilio.
Bajo su dirección en Guadalajara 2000, desde 1986 a 2012, han sido decenas los periodistas que han pasado bajo su tutela. En mi caso, fue mi director durante los ocho años que ocupé la subdirección del periódico, a él le tengo que reconocer y elogiar su templanza en la tutela de la plantilla y frente al consejo de administración.
Era reconocido y respetado por la sociedad local, provincial y regional, tanto en los ámbitos culturales, económicos como políticos. Gozaba de un caudal de información como nadie, siempre de manantial. Nunca fue capaz, ni él ni todos los que le acompañamos en esos 25 años, de arrebatarle a Nueva Alcarria el liderazgo de la tirada, pero supo posicionar la cabecera como un periódico de referencia ineludible: “lo ha dicho el 2000”.
Escribo estas líneas arrebatadas con el corazón encogido, después de hablar un cuarto de hora el viernes pasado con él. Además de contarme el tratamiento que le estaban dando me explicó, con enorme entereza, que le quedaban días y quería volver a Las Cumbres y disfrutar los últimos momentos de su familia, y con su familia, a la que tanto quería.
Te has ido ligero de equipaje, sin nombre en las calles ni en las plazas, pero te aseguro que en la memoria de mucha gente, de muchísima, hoy eres noticia de primera página. No sabes lo difícil que es escribir y contestar al mismo tiempo a las decenas de amigos que te desean mucha paz en ese eterno viaje.
Un fuerte abrazo, amigo y director.
PD.- Viste ganar al Madrid al City. Ya te contaremos si el abuelo de Majaelrayo sigue teniendo razón.