CIUDAD REAL, 13 (EUROPA PRESS)
El acusado de agredir sexualmente a su pareja y de amenazarla con revelar varios vídeos en los que ambos mantenían relaciones sexuales y grabados sin que ella lo supiese ha negado los hechos por los que se ha sentado en el banquillo este miércoles en la Audiencia Provincial de Ciudad Real.
Unos hechos por los que se enfrenta a una petición de más de 18 años de prisión por un presunto delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar, un delito continuado de agresión sexual con acceso carnal por vía vaginal y bucal, un delito continuado de descubrimiento y revelación de secretos y uno de conducción temeraria cuando huyó de la policía.
«Sinceramente no entiendo tanto odio», han sido las primeras palabras que han salido de sus labios cuando se le ha pedido, a preguntas del fiscal, que narre su versión de los hechos. «Lo que ha contado es mentira en un 99 por ciento y si pudiera presentar un testigo se lo confirmaría», ha añadido ante la sala.
Se ha preguntado varias veces durante su relato porque la denunciante le hacía esto y ha negado punto por punto cada una de las acusaciones por las que se estaba celebrando la vista.
Así, ha manifestado que nunca amenazó ni agredió a su pareja, porque ella nunca le dijo que no lo fuesen, así como que las relaciones y los videos fueron consentidos y que no tuvo nunca conocimiento de que hubiera dictada una orden de alejamiento o que estuviera en busca y captura.
También ha afirmado que no pudo amenazarla con enseñar los vídeos a las hijas de esta porque no tenía ni relación ni contacto con ellas.
Además, sobre los vídeos, ha alegado que la denunciante era consciente de su grabación, que los entregó sin oponerse cuando se le pidió y que no los había compartido con nadie. «Si eres un hombre que estás enamorado de tu pareja no compartes ningún video de esa clase por respeto a ella» ha añadido.
«ME USABA A SU ANTOJO»
Un relato muy diferente al que ha aportado la denunciante, lleno de amenazas y agresiones. «Él me usaba a su antojo, en sus manos era un muñeco», ha relatado a la sala explicando que la denuncia fue ante el cansancio por las continuas amenazas con enseñarle unos videos de contenido sexual a sus hijas, que fueron grabados sin su consentimiento.
Además se unió el hecho, ha añadido, que se presentó en su trabajo, un restaurante de la capital, y le aseguro que se iba a ir con él «por las buenas o por las malas». Pero las amenazas, ha asegurado, han continuado desde prisión, donde se encuentra el acusado. «La semana pasada llamó desde prisión al padre de mi hija mayor amenazando a toda mi familia para que no declarara aquí». Unas amenazas a las que según la denunciante se han unido varios miembros de la familia del acusado.
Ha explicado que la primera vez que lo intentó dejar fue porque no le gustaba la vida que llevaba y que cuando se lo dijo le dio una paliza que «casi» la mata. Le denunció y fue llevada a un centro de acogida de Cuenca donde la localizó y no paró hasta que logró que se fuera a Puertollano, donde él residía con una hija, donde estuvo hasta que firmó un papel en el que renunciaba al abogado. «Más bien estaba atrapada que viviendo», ha concluido.
Ha relatado cómo estaba continuamente intentando huir de él pero que siempre la localizaba y lograba lo que quería de ella con amenazas. «Cuando una persona es capaz de intentar matarte el miedo te puede. Tenía mucho miedo, pero no solo de él, sino también de su familia», ha manifestado.
Además, ha manifestado que el acusado era consciente de que había dictada una orden de alejamiento y que estaba en busca y captura.
El equipo psicosocial por su parte ha dictaminado que este relato es creíble y compatible con una experiencia real vivida y han apuntado a las secuelas mentales que sufre la denunciante, especificando un trastorno de ansiedad y un cuadro de estrés postraumático que está afectando su vida en todas sus facetas.
También han declarado en la sesión los policías que acudieron a la llamada de los compañeros de trabajo de la denunciante y que tuvieron que perseguir al acusado al no detener su marcha ante los requerimientos de los agentes.
Todos ellos han coincidido en que se le dieron las suficientes señales de que iban detrás de él con señales acústicas y luminosas pero que el acusado hizo caso omiso huyendo a gran velocidad sin respetar ninguna señal de tráfico. Han añadido que solo detuvo su marcha cuando uno de los vehículos policiales le interceptó interponiéndose en su camino.
Un juicio que continuará este jueves con la exposición por las partes de su conclusiones finales en los que Fiscalía y acusación particular han mantenido sus calificaciones provisionales coincidentes por los que piden más de 18 años de prisión y una indemnización de 15.000 euros para la denunciante por los daños morales, así como la prohibición de acercarse o comunicarse a menos de 500 metros y someterse a programas de formación de educación sexual por un periodo de 10 años.