Eran atracadores a la antigua usanza, de los de entrar en la sucursal y arramblar con el dinero lo más rápidamente posible. Han estado viviendo de esas y otras rentas por lo menos desde 2021, cuando los delitos que se les atribuyen les han llevado ahora a prisión, una vez detenidos. De este modo, además, la Guardia Civil da por aclarado el atraco de septiembre del año pasado en Villanueva de la Torre y otro, que se quedó en intento, en Torrejón del Rey, semanas después, además de otro en la Comunidad de Madrid.
Imaginativa como es a la hora de dar nombre a los operativos que realiza, la Guardia Civil ha bautizado esta investigación como «Gurugú Mad», por el promontorio cercano a Alcalá de Henares, sin nada que ver con el monte marroquí. Da respuesta el nombre, en todo caso, al negocio que tenían montado estos dos hombres, de 43 y 28 años, y que les había generado a ambos una facturación de al menos 230.000 euros, a golpe de pistola.
Robar y escapar… al extranjero
A este dúo, ocasionalmente dinámico, se le atribuyen varios atracos en sucursales bancarias en Guadalajara y Madrid. Ahora tienen que afrontar, desde la cárcel, dos supuestos delitos de robo con violencia e intimidación con arma de fuego en oficinas bancarias de las localidades de Villanueva de Torre y Villalbilla (Madrid), más el ya citado robo con violencia en grado de tentativa en Torrejón del Rey.
La investigación se encauzó definitivamente el febrero de este año, precisamente, con el atraco en en el pueblo de Madrid, muy cercano al Corredor del Henares. Allí, con un arma corta como argumento, un hombre se introdujo en una oficina bancaria, a primera hora del día, tras encañonar al primer empleado cuando este llegaba para abrir la oficina; era el paso previo para hacerse con 155.000 euros de botín, después de haber obligado al empleado a desactivar la alarma y a encender las luces del local «para simular una situación de normalidad», como aclaran desde la Guardia Civil. Posteriormente, retiró el dinero de la caja fuerte y del cajero automático, mientras era apoyado por su cómplice, que le daba cobertura y aseguraba la huida en coche.
Al compartir la información con sus compañeros de Guadalajara, los agentes del Grupo de Robos Violentos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Madrid comprobaron que algo similar ya había pasado, seis meses, en Villanueva de la Torre, cuando se habían hecho con 75.000 euros de otro banco: el mismo atracador «madrugador» y la misma forma de actuar.
De hecho, fue fácil comprobar que al menos uno de ellos no era nuevo en el oficio y que, incluso, ya había estado en prisión por tan lucrativa actividad. Más sorprendente resultó comprobar que, justo después del atraco, desaparecía de la circulación trasladándose al extranjero, donde «desarrollaba su vida con total normalidad» en un país que los investigadores no han dado a conocer.
En todo caso, caído uno cayó el otro y ambos ya están en la cárcel, a la espera de juicio.