Un día más, a las ocho de la tarde se han abierto ventanas y balcones para expresar apoyo a quienes luchan en primera fila contra el coronavirus en España. También se percibe un deseo general de expresarse con luces, bocinas y hasta gritos desde el confinamiento en los hogares. Este jueves, además, con un matiz aún más especial, en la celebración de un Día del Padre más extraño que ningún otro.
Queda mucho por delante, pero el empeño sigue firme.
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