El robo de los sacos de aceitunas en el campo, apilados justo antes de ser llevados desde los olivares a la almazara, era ya desde hace años una plaga en toda España. Ahora, con el gran incremento del precio del aceite, la actividad de los ladrones ha aumentado en proporción. Todo esto ha obligado a extremar la precaución por parte de los productores y también a nuevas fórmulas de seguridad. Algunas, tan antiguas como el uso de caballos para patrullar por el campo.
Ha sido la Guardia Civil de Albacete la que, con motivo de la campaña de recogida de la aceituna, ha establecido un dispositivo en toda su provincia encaminado a la vigilancia y control, tanto en la recogida de la aceituna, como en su transporte y puntos de recepción, con el fin de evitar los robos. Este operativo se está reforzando tanto con un helicóptero llegado de Murcia como por el Grupo de Caballería del Cuerpo.
La Guardia Civil albaceteña, según ha informado en nota de prensa, cuenta con sus propias unidades para el operativo especial, como son las de Seguridad Ciudadana, Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), Equipos ROCA, Equipo Pegaso, Subsector de Tráfico, Unidad Orgánica de Policía Judicial, Grupo de Información y Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic).
En cuanto a los agentes montados, cuenta con cinco agentes, con sus respectivos caballos, que vienen a completar el dispositivo ya preestablecido en zonas de especial incidencia.
El servicio a caballo permite realizar una mejor vigilancia en zonas complicadas para vehículos de dos o cuatro ruedas, por lo que podría ser habitual encontrarse, entre los olivares albacetenses con el servicio ecuestre de la Guardia Civil.
El Grupo de Caballería de la Guardia Civil, creado en el año 1958, depende de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS) del Cuerpo, situándose su base de operaciones en el acuartelamiento de la Benemérita de Valdemoro (Madrid).
Los integrantes de este singular grupo ecuestre realizan servicios de una tipología muy variada, como en labores de restablecimiento del orden público y control de grandes concentraciones de masas –festivales o romerías–, protección de altas personalidades, prevención de incendios forestales y protección del medio ambiente, vigilancia de zonas agrícolas y ganaderas en época de recolección, o los tradicionales de honores y protocolo.