Hace un año dábamos cuenta del entretenido viaje que había acometido un grupo de amigos de Chiloeches, recorriendo a caballo una buena parte de la parte más occidental de la Alcarria.
Y en este 2019, coincidiendo con el fin de semana en que empezaba el verano, el mismo grupo ha realizado un nuevo viaje, que según comentan, ha resultado más interesante, más retador y, en definitiva, más “auténtico”.
La ruta escogida ha sido un completo acierto, recorriendo unos parajes con toda la fuerza y belleza de la naturaleza alcarreña.
Los jinetes madrugaron el sábado para iniciar la cabalgada desde el Paraje de Peñarrubia, cerca de Picazo. A las 10 de la mañana ya están en marcha, recorriendo pinadas y montes de encina camino de Valdelagua. A esta antigua Villa, hoy pedanía del municipio de Budia, bajan por un camino de fuerte pendiente, que, antes de llegar a las primeras casas del pueblo, bordea la espadaña románica, resto de la antigua Iglesia.
Del barranco de Valdelagua salen los jinetes por una pequeña carretera y, bordeando típicos campos de cereal, que ya amarillea, llegan al mirador del Cerro del Medio Mundo. Ya llevan varias horas de marcha, y ante unas magníficas vistas del pueblo de Budia y del pantano de Entrepeñas toman fuerzas para bajar a Durón por unas laderas agrestes y llenas de maleza. Efectivamente, les cuesta encontrar alguna senda que seguir sin perder la dirección, y a la vez tienen que evitar que los caballos se dañen con las piedras y el arbolado, o pierdan pie en la dura pendiente. Después de la bajada entran en la localidad de Durón por el Barranco del mismo nombre, que sobrecoge por las paredes de piedra que enmarcan el estrecho camino.
En la etapa de tarde tienen que subir a El Olivar por un camino que zigzaguea entre olivos y nogales; en cada revuelta disfrutan de la maravillosa vista de la cola del pantano de Entrepeñas, que en esa zona ensancha el cauce natural del Tajo. A mitad del camino que se dirige desde El Olivar a Budia está la Finca Valdepicazo, y allí van a quedar los caballos. Los caballistas se juntan con familiares y algunos amigos en Sacedón, donde van a pasar noche. Antes cenan en la Posada de Francisco Pérez, donde hace muchos años pernoctó el Nobel Camilo Jose Cela.
Inician la jornada del domingo atravesando de nuevo El Olivar y toman dirección suroeste. Recorren unos parajes bellísimos descendiendo hacia Alocén; con el Tajo y el Viaducto de la N-204 al fondo, marchan entre pinos, encinas, carrascas, lentiscos y abandonados olivares que ahora son cubiertos por tomillos y aliagas. Alocén es otro precioso pueblo de la comarca. Lo atraviesa el Grupo de este a oeste, y ponen rumbo al Santuario de Nuestra Señora del Madroñal donde terminan la etapa y el “Viaje”. Desde su privilegiado enclave se disfruta de una estupenda vista del embalse de Entrepeñas y todo el entorno. Y allí de nuevo se juntan con amigos y familiares para dar gracias a la Virgen por su amparo durante el recorrido.