No es que nadie haya apeado a San Fermín de su puesto en el santoral, pero dos horas después de que se apagaran los ecos del primer encierro en Pamplona, el estruendoso sonido en la capital alcarreña nada tenía que con los toros ni con la calle Estafeta.
Este 7 de junio, cuando en el calendario se marca como celebración la del santo del «capotillo», en Guadalajara vecinos y transportistas en todas sus variantes casi comenzaban la mañana del domingo al unísono, envueltos por el atronador repertorio de cláxones de camiones, autobuses y vehículos rodados en general.
Era, un año más, la tradicional, y llamativa, procesión de San Cristóbal, el terror de los trasnochadores. Tiene como epicentro San Ginés y la misa en honor del santo patrón de los conductores, pero antes y después el repertorio «musical» alcanza a muchos barrios de la ciudad.
El 10 de julio, que es el día propiamente dedicado a San Cristóbal, la cosa pasará más desapercibida.
¿Quién fue san Cristóbal?
El santoral recuerda que el santo fue mártir en Asia Menor el siglo III. También es muy conocida la leyenda, asociada al nombre propio, que relata que hubo de llevar sobre sus hombros a Jesús niño para atravesar un río, hecho que le da el nombre de Christophorus o portador de Cristo. A ello se debe la abundantísima iconografía cristiana, que se hace eco de la anécdota figurándole como un hombretón alto y poderoso que lleva un niño sobre sus hombros y se apoya en un bastón nudoso coronado a modo de palmera.