De una vacunación casi total en las residencias de ancianos a una mucho más selectiva en las aulas. Esa es la conclusión que se obtiene al confirmarse este martes que cerca de 4.000 docentes de Castilla-La Mancha han rechazado recibir la vacuna de AstraZeneca. Durante estos días, como viene informando LA CRÓNICA, se está ultimando la primera ronda de vacunaciones a este colectivo, que se dará por concluida este miércoles. Del total de la plantilla regional de docentes, un 15 por ciento se ha negado a ser vacunado.
Así lo ha avanzado la consejera de Educación, Cultura y Deportes, Rosa Ana Rodríguez, a preguntas de los medios tras una rueda de prensa, señalando que en todo caso esta cifra es «poco significativa». «Es un dato muy bajo en cuanto al rechazo», ha considerado la responsable autonómica.
Entre los profesores, según ha podido constatar este diario, está generalizada la convicción de que sus vacunas se habían postergado a las vísperas de la Semana Santa, en la creencia de que con ello se perseguía que los posibles efectos secundarios los pasaran en casa y en las aulas, al estar ahora en periodo de vacacional.
La siguiente dosis, quizá para las vacaciones de verano
Tras esta primera dosis, se planea que a finales de junio o principios del mes de julio se ponga en marcha la estrategia para administrar la segunda dosis a este colectivo, algo que en todo caso, ha garantizado, no llegará a afectar a los procesos de oposiciones programados también para esa fecha.
Hasta el lunes se habían vacunado un total de 24.592 docentes –3.889 en Albacete, 7.589 en Ciudad Real, 2.998 en Cuenca, 3.205 en Guadalajara, 3.425 en Toledo y 3.486 en Talavera de la Reina.
Este martes recibirán la vacuna otros 3.595 profesionales, y el resto irán a por su primera dosis el miércoles, por lo que la primera ronda se dará por completada estos días, más allá de los profesores que no hayan podido recibir ese primer pinchazo por estar de baja.
¿Realmente hay motivos para la suspicacia?
Durante todo el mes de marzo se han sucedido las muestras de desonfianza entre varios colectivos hacia las vacunas de AstraZeneca, laboratorio que está arrastrando una grave crisis de imagen tanto por los recelos ante su producto como por la gestión comercial que está haciendo del mismo, a favor de Reino Unido y contra los intereses de la Unión Europea.
Dentistas, policías locales y también profesores han expresado su desconfianza hacia esta vacuna en concreto. Y no sólo por sus posibles riesgos para la salud. Hace un mes, se barajaba una eficacia del 70% ante al coronavirus frente al 95% de las de Pfizer o Moderna.
Se aseguraba entonces que a uno de cada cuatro de los inoculados en Francia les había provocado efectos secundarios como síntomas gripales muy fuertes, cefaleas o fiebres altas.
Pero eso era a comienzos de marzo, aunque el daño reputacional ya está hecho.
La falta de estudios sobre los efectos de la vacuna de AstraZeneca sobre las personas mayores de 55 años llevó al Gobierno de España a reservar este medicamento al personal sociosanitario y de profesiones de interés general (como profesores o policías) de edad menor al límite marcado. Ahora, con la reanudación en toda España, se ha ampliado hasta los 65 años el límite de edad y a la población general. Comunidades como la de Madrid, País Vasco o Andalucía han comenzado la vacunación de la población general menor de 65 años.
El Ministerio de Sanidad ha editado una prolija publicación con preguntas y respuestas sobre la vacuna de AstraZeneca, un PDF que pueden descargarse los lectores de LA CRÓNICA desde aquí.