Un aficionado de Guadalajara, en esta feria de 2022, debe destacar en primer lugar que la plaza de está llenando.
Lo hizo casi al completo este viernes, al reclamo de una terna que había convertido este cartel en el más atractivo de entre los cuatro ofertados. Como no hay felicidad completa, el encierro de Montalvo vino contagiado de la falta de casta que está adueñándose de tantas dehesas. La cara y la cruz propia de la fiesta y de la vida.
Los 7.000 espectadores se divirtieron, y mucho, a partir de que lograron tomar asiento, lo cual no fue empresa fácil. Las colas ante las puertas de la plaza presagiaban el atasco, con el consiguiente retraso. Se contravenía así de modo flagrante la sagrada tradición de que en las plazas de toros se es más puntual que en la Renfe, pero se evitaban problemas mayores ante el dificultoso acomodo del personal. A las seis y diez aún no se había abierto la puerta de toriles.
El público se divirtió; muchos aficionados, también
Para llenar, aunque sea con retraso, los tendidos estos se tienen que nutrir de público, que los aficionados siempre son menos. Y fue a ese espectador ocasional al que arrebató Roca Rey en sus dos toros.
Los más desorientados aún buscaban a Victoria Federica por las barreras de sombra cuando el peruano ya mandaba sobre su primero con la misma contundencia con la que es el mandón indiscutible de todo el escalafón. Con su cara de niño bueno, que también lo es, fue este hombre hecho y derecho llegado del otro lado del Atlántico el que hizo que resonaran los primeros clamores en la plaza de Guadalajara: primero, con las tafalleras de recibo con la capa y luego, rodilla en tierra, para el inicio de muleta (ver el video, al pie de esta noticia). Todo, sin aspavientos y sin alguno de sus más frecuentes alardes: no hubo pases cambiados por la espalda pero sí temple en las embestidas y empeño para conseguirlas. Hasta llegar al encimismo final, que ese no faltó. Después de que el presidente concediera las dos orejas aún los había que pedían el rabo.
En el quinto, quiso Roca adobar la faena por naturales y no hubo caso, pues el toro se le coló en dos ocasiones, con el consiguiente sobresalto general. Entre la emoción que nunca niega el diestro más las manoletinas antes de entrar a matar, la oreja estaba asegurada. Y cayó.
Quien sí pudo demostrar el arte que atesora en su muñeca izquierda fue Tomás Rufo. El toledano triunfó con un registro muy diferente al de Roca Rey. El todavía casi toricantano, que encadena triunfos en su primera temporada plena como matador, dejó aromas de puro arte nada más coger el capote y lo sublimó en diferentes pasajes en sus dos toros, sobre todo en el sexto.
El que cerraba plaza fue, en efecto, el más boyante de todo lo de Montalvo en esta ocasión. Rufo lo aprovechó en la muleta, especialmente en el tramo final, tanto al natural como con encajados pases de pecho de pitón a rabo. Por si hubiera alguna duda de que la faena iba a ser de dos orejas, para sumarla a la del que hizo tercero, el estoconazo que le recetó puso a todos de acuerdo, entre el clamor general. Ya había demostrado el torero de Pepino de lo que es capaz ante su anterior oponente, cuando el trazo de los naturales fue más largo y mejor. Tarde para recordar la de Rufo en Guadalajara.
«El Juli», mientras, quiso y no pudo. Habría sido una ocasión propicia para triunfar, de haber tenido contra quien hacerlo. Ninguno de los toros que enlotó merecían el esfuerzo que llegó a hacer. Tampoco más palabras en este crónica, que ya termina.
Ahora toca prepararse para la corrida del sábado, con ganado de Fuente Ymbro más un remiendo de José Vázquez para «El Fandi», Daniel Luque y el madrileño López Simón.
Será a las seis de la tarde. Si es que la corrida empieza cuando debe…
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