España se podría dividir en tres grupos de personas: los francófobos, que tienen ojeriza al país vecino, al que atribuyen buena parte de los males nacionales; los francófilos, que miran y admiran a Francia por todo lo que representa en la historia, en el arte e incluso en la política… y, en tercer lugar, los que no se enteran de nada y no sabrían a qué carta quedarse.
Como sabemos que los lectores de LA CRÓNICA son inteligentes y no pertenecen a ese último grupo, confiamos que los francófobos puedan unirse a la francofilia de los demás… sobre todo tras experimentar el mayor número posible de las experiencias que nos trae nuestro colaborador habitual Enrique Sancho.
Son doce tentaciones imprescindibles e impresionantes. ¿Cómo no caer en alguna de ellas?
Razones para un viaje a Francia, ya
Ya casi acabado el verano y las vacaciones para la mayoría, comienza un nuevo tiempo en el que no pueden faltar las ganas de seguir viajando… o de comenzar a hacerlo. Francia se muestra abierta a los viajeros de todas partes, sin apenas limitaciones salvo las lógicas medidas de seguridad con las que, probablemente, tengamos que vivir durante mucho tiempo. Aunque hay mil motivos para viajar al país vecino –y así lo estiman 28 de cada 100 españoles que eligen este país para sus vacaciones–, nos centraremos en tres conceptos destacados que, sin duda, atraen a todos: naturaleza, cultura y gastronomía o, como dicen aquí “art de vivre”, una definición genial.
Turismo y naturaleza sostenibles
Desde la creación de su primer parque nacional en Isère, el Parque de la Bérarde en 1913, Francia se ha embarcado en una doble misión para salvaguardar y recuperar sus hábitats naturales y su biodiversidad, y para impulsar las economías locales a través del turismo sostenible. En la actualidad, el país cuenta con 11 parques nacionales que abarcan 60.000 km², 54 parques naturales regionales (cuatro de ellos se han incorporado este año) y 9 parques naturales marinos, así como 47 «Grands Sites» que reciben unos 32 millones de visitantes al año. Algunos de los clásicos entornos naturales de Francia y sus buenas experiencias son estos:
Navegar por el Canal du Midi
Creado en el siglo XVII el Canal del Midi —o Canal Real del Languedoc, como se le conocía originalmente— sigue siendo considerado hoy en día como una extraordinaria obra de ingeniería y diseño. Reconocido por la UNESCO desde 1996, se extiende a lo largo de 240 km desde la ciudad de Toulouse hasta el Étang de Thau, en el Mediterráneo, con un recorrido que incluye joyas arquitectónicas y atracciones de renombre mundial. En tourismecanaldumidi.fr está toda la información para poder navegar manejando tú mismo la embarcación por sus plácidas aguas, maravíllate con el túnel de Malpas, no pierdas de vista el puente-canal de Béziers, pasa por la ciudad fortificada de Carcasona y prepárate para su cadena de 65 esclusas. Las maravillas naturales también abundan y hacen que cada viaje sea realmente mágico. Desde los campos de cereales del Lauragais hasta las estribaciones soleadas de las Corbières y el Minervois, pasando por las hileras de plátanos, pinos piñoneros y cipreses que vigilan el curso de agua, un mosaico de paisajes siempre cambiantes que se despliega a lo largo del viaje. https://www.tourismecanaldumidi.fr/
Descubrir los nenúfares que inspiraron a Monet
Adéntrate en el cautivador mundo de Claude Monet en Giverny y descubre todo lo relacionado con el artista que soñaba con la pintura y la jardinería en fondation-monet.com. Enclavado en el Eure, en el en el frondoso corazón de Normandía, este paisaje floral de ensueño inspiró algunos de los cuadros más notables y evocadores del artista. Alfombrado de tulipanes en primavera y repleto de fragantes rosas en verano, los vibrantes senderos plantados de Giverny, el cenador cubierto de flores y la siempre cambiante paleta de colores, han llamado la atención de generaciones de amantes de la naturaleza y aficionados al arte. Guiado por los embriagadores aromas de este floreciente país de las maravillas, recorre el emblemático estanque repleto de lirios y nenúfares, cruza el puente japonés y deléitate con la belleza intemporal de los jardines mundialmente conocidos, que tan vivamente cautivaron la imaginación del padre del impresionismo. http://fondation-monet.com/
Recorrer el Valle del Loira en bicicleta
Una de las rutas ciclistas más populares y largas de Francia, La Loire à Vélo abraza el emblemático río a lo largo de 900 km entre Cuffy (Centro-Val de Loire) y Saint-Brévin-les-Pins (Pays de la Loire).Puerta de entrada a castillos históricos y jardines galardonados por la UNESCO, a pueblos repletos de viñedos y a una gastronomía de primera clase, este vasto camino alterna entre pintorescas carreteras rurales, caminos de sirga y carriles para bicicletas. Los 300 km que unen Sully-sur-Loire, en el Loira, con Chalonnes-sur-Loire, en Anjou, son sin duda uno de los tramos más bellos de la región y ofrece un desfile interminable de joyas naturales y artificiales desde cuevas y mansiones de piedra caliza hasta praderas e islas enclavadas en los brazos del río. https://www.loireavelo.fr/
1.500 kilómetros en bici contemplando el mar
Súbete a un viaje inolvidable por la nueva y flamante ruta ciclista Vélomaritime. Inaugurada en junio de este año, la extensa ruta costera se extiende a lo largo de más de 1.500 km. de costa bañada por las olas, desde Bretaña hasta Bélgica, abriendo una amplia red de senderos salvajes y paisajes hasta ahora inaccesibles para los entusiastas del ciclismo. Con sus espectaculares cabos, grupos de dunas, acantilados y un puñado de monumentos y otros tesoros arquitectónicos —por no hablar de una serie de restaurantes en los que recargar carbohidratos a lo largo del camino—, el Vélomaritime es el lugar ideal para los amantes del aire libre, los aficionados a la Historia y los gastrónomos. Repartidos a lo largo de esta rica ruta de atracciones, entre Roscoff y Dunkerque hay nada menos que cinco «Grands Sites de France», entre los que destacan la Bahía de Somme, los gemelos Cap Gris-Nez y Cap Blanc-Nez y los acantilados ventosos de Étretat; tres de los «Plus Beaux Villages» de Francia; cuatro monumentos nacionales y tres lugares emblemáticos incluidos en la lista de la UNESCO, como el Mont-Saint-Michel. Una ruta impresionante en más de un sentido, que además cuenta con 50 potentes faros. https://www.lavelomaritime.fr/
Cultura y los placeres sencillos y asequibles
Además de su patrimonio natural, a Francia no le faltan sitios históricos y culturales que descubrir y redescubrir y museos que visitar –sólo en París hay más de 150–. Innumerables monumentos y museos emblemáticos han aprovechado la pausa de cierre obligada por el Covid para repensar su diseño o reimaginar sus exposiciones, lo que promete una nueva perspectiva y muchas sorpresas tanto para los visitantes que acuden por primera vez como para los que regresan. Mientras tanto, una serie de atracciones nuevas o reformadas, desde el Museo Proust en Normandía y la Cité des Vins et des Climats en Borgoña hasta la Bourse de Commerce – Pinault Collection y el Hôtel de la Marine en París, están de vuelta para dar la bienvenida a un público ávido.
Descubrir el eterno enigma de Carnac
¿Listo para desvelar los secretos milenarios de los misteriosos alineamientos de Carnac? Erigido en torno al 6.000 a. C. a lo largo de la escarpada costa de Bretaña, este denso conjunto de 3.000 piedras erguidas sigue desconcertando a los arqueólogos de todo el mundo. ¿Monumentos religiosos? ¿Un templo de culto a la luna o al sol? ¿Un calendario agrícola? ¿O tal vez, según una sorprendente leyenda, un ejército romano petrificado? Las teorías sobre su origen y significado abundan. Aunque nadie ha descubierto la verdad, se cree que sirvieron como una especie de espacio funerario sagrado. Descubre en menhirs-carnac.fr/es como abrirte paso a través de los innumerables megalitos, pasa por los túmulos y métete en los antiguos dólmenes, ya que también te sorprenderán los inescrutables gigantes de granito de Carnac. http://www.menhirs-carnac.fr/es
Ver el refugio secreto de María Antonieta
Abandonado a la ruina durante casi dos siglos antes de ser restaurado en 2018, el Hameau de la Reine sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del Chateau Versailles. Construido entre 1783 y 1786, esta aldea modelo enclavada en el dominio del Petit Trianon fue, durante unos pocos años, el refugio de María Antonieta de las miradas indiscretas de la Corte y de todas sus intrigas. En este idílico lugar, María Antonieta cumplió su deseo de llevar una vida más sencilla, representando una versión idealizada de la vida en el campo. Sigue los delicados pasos de la joven reina a través del encantador refugio, recorre el lago artificial salpicado de encantadoras casitas con entramado de madera, pasea por el molino de viento ornamental, el faro, el lavadero levantado sobre pilotes y la lechería antes de pasearse por la Casa de la Reina, impecablemente renovada y amueblada. Después de la visita, no dejes de pasar por la espectacular capilla real, cuya fachada recién reformada fue inaugurada la pasada primavera. https://es.chateauversailles.fr/
Otra forma de recordar la batalla de Verdún
La Ciudadela Subterránea de Verdún, recientemente acondicionada para el siglo XXI, ofrece una imagen aún más conmovedora del estancamiento más largo y sangriento de la Primera Guerra Mundial. Una nueva exposición de realidad aumentada, con pantallas interactivas, evocadores paisajes sonoros y extensos paseos en vagón, ofrece ahora una vívida visión del decisivo papel logístico del complejo secreto durante la batalla de Verdún, que puedes ver en citadella-souterraine-verdum.fr. Ciudad subterránea de gran escala, albergaba no solo una red de salas de guerra y oficinas, también inmensos dormitorios para las tropas, depósitos de pólvora y municiones para abastecer el frente, una capilla, una enfermería y una panadería que suministraba entre 30.000 y 40.000 raciones al día. Unos 1.500 hombres trabajaban y vivían en la ciudadela, mientras que hasta 4.000 pasaban por sus galerías. Es también dentro de sus túneles donde tuvo lugar la selección del Soldado Desconocido en noviembre de 1920. https://www.citadelle-souterraine-verdun.fr/
Darse un baño (literal) de cultura en Marsella
El primer museo subacuático de Francia (musee-subaquatique.com/fr) está listo para causar furor en Marsella. Desde este verano, los bañistas, buceadores y submarinistas podrán zambullirse en la galería sumergida del Musée subacuático y contemplar gratuitamente sus 10 esculturas ancladas en el fondo marino a 100 metros de la Playa de los Catalanes. Más que un parque de esculturas subacuáticas, este museo sumergido tendrá como objetivo sensibilizar sobre los problemas medioambientales y proteger los ecosistemas marinos. Para provocar la menor alteración posible al fondo marino, cada obra de arte de dos metros, entre ellas ocho ya instaladas a cinco metros de profundidad, está fabricada con cemento de pH neutro y hace las veces de “ arrecife artificial” proporcionando refugio y hábitat a la vida marina. https://www.musee-subaquatique.com/fr/
Gastronomía y alojamientos también sostenibles
La pasión por lo sostenible que inunda Francia llega también a los productos, la gastronomía e incluso los alojamientos. Cada vez son más los restauradores que adoptan un enfoque gastronómico más sostenible, reduciendo el kilometraje de transporte y el desperdicio de alimentos y sirviendo platos de origen local, los llamados kilómetro 0, de temporada y auténticos. En un intento por reconocer esos esfuerzos, la Guía Michelin lanzó en 2020 una nueva etiqueta de Gastronomía Sostenible, que distingue a los restaurantes con prácticas medioambientales destacadas. En los productos, desde la etiqueta roja y el sello de «Agricultura Ecológica» hasta las apelaciones de origen AOP y AOC, son innumerables las denominaciones que aseguran la protección y garantizan el origen y la trazabilidad de sus quesos, vinos de renombre y otros productos gastronómicos. Y cada vez son más los hoteles, hostales y pensiones de todo el país que están recibido la etiqueta ecológica de la UE por su excelencia medioambiental. Muchos son miembros de la Clef Verte (la Llave Verde), la primera red internacional de instalaciones turísticas respetuosas con el medio ambiente.
Saborear Córcega, una isla muy sabrosa
Desde la charcutería y el queso hasta los postres pecaminosos, la despensa de Córcega está bien surtida y se une a los muchos encantos de islacorcega.es. Tanto si eres un adicto al pudín como si eres un amante de la carne, el abundante terruño de la Isla de la Belleza y su indulgente gastronomía harán que tus papilas gustativas se agiten en tu próxima visita. Los carnívoros experimentados se sentirán como en casa en el país del cerdo. Desde el figatellu (salchicha de cerdo) y la coppa (cerdo curado) hasta el lonzu (filete de cerdo curado y ahumado), los corsos saben muy bien lo que hacen con el cerdo. El brocciu, un queso redondo elaborado con leche de oveja o de cabra, es la estrella de la isla mediterránea. Reconocido con la denominación de origen AOC en 1998, es la pieza central de innumerables especialidades locales, entre las que destacan los beignets de brocciu y el fiadone, la versión de Córcega de la tarta de queso y uno de sus postres más decadentes y deliciosos. Y no olvidemos su producto básico, arma secreta de todos los días y orgullosa dueña de una doble etiqueta de protección por la AOC y la AOP: la harina de castañas. Su sabor sutil y delicioso se utiliza para elaborar una serie de dulces y desayunos, desde tartas hasta pasteles. https://www.islacorcega.es/
Para buen comer, siempre nos quedará París
Desde bares de degustación exclusivos en grandes almacenes hasta mercados de la vieja escuela y comedores de moda en hangares reconvertidos, París tiene una plaza de comidas para todos los paladares, según informa parisino.com. Para empezar, un buen lugar es La Felicità, uno de los mayores centros gastronómicos de Europa. Situado en la Estación F, el campus de las start-ups del distrito 13, este “megarestaurante” ocupa 4.500 m2, puede acoger a 1.000 comensales al mismo tiempo y cuenta con cinco cocinas, una panadería, tres bares y una cafetería. ¿Todavía tienes hambre? Ve entonces a Ground Control. Ubicado en el Halle Charolais, el nuevo destino de los gourmets es mucho más que una plaza de comidas corrientes. Además de seis restaurantes/barras y un avión convertido en bar de vinos, Ground Control cuenta con galerías de arte, un programa repleto de sesiones de DJ y ofrece talleres de jardinería. Por último, no dejes de ir Eataly, en el Marais, para abastecerte de panettone y pandoro. Versión parisina de un mercado tradicional piedmontese, esta combinación de sala de comida y delicatessen está repleta de productos italianos difíciles de encontrar, frutas y verduras frescas y cuenta con una de las bodegas mejor surtidas de la ciudad. https://es.parisinfo.com/
Apreciar el rey en el reino de los quesos
Se dice que Francia ofrece hasta 1.000 variedades de queso. Prepárate para descubrir los secretos del queso favorito de Francia en la nueva Maison du Comté. Situada en Poligny, también conocida como la capital del Comté, este híbrido de museo y quesería de 3.000 m² acoge desde mayo a los amantes del queso. Tanto los aficionados como los expertos en quesos están invitados a recorrer los expositores multisensoriales para conocer paso a paso el proceso de elaboración y afinado, antes de hacer una parada en el bar Comté para una degustación y una visita a la llamativa tienda en forma de rueda de queso. Y los que quieran aún más, se ha creado la nueva ruta ciclista Vélos & Fromages, que se extiende a lo largo de 6.800 km por 45 departamentos y cuenta con 87 deliciosos itinerarios para masticar. https://www.maison-du-comte.com/
Disfrutar el chucrut, reconfortante en otoño
El chucrut, es un elemento fijo en las mesas de otoño e invierno sobre todo en Alsacia. Sin embargo, muchos desconocen que este reconfortante plato, o su antecesor, no procede de Alsacia, sino de China. La leyenda cuenta que el chucrut fue inventado por los constructores de la Gran Muralla, que enterraron la col bajo la nieve para conservarla, donde fermentó. Los hunos acabaron introduciendo la col fermentada en Alsacia en el siglo V. Los alsacianos no perdieron el tiempo y la mezclaron con embutidos, y así nació el chucrut tal y como lo conocemos. ¿Estás preparado para probarlo una y otra vez? Dirígete al Bajo Rin y recorre la Route de la Choucroute. https://www.routes-touristiques.com/tourisme/les-circuits/alsace/circuit-de-la-route-de-la-choucroute-67.html
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Tel : +34 91 548 97 46. Calle de Serrano, 19 – 2º Izq. 28001 Madrid